La comida como espectáculo y los rituales de comer y servir han sido históricamente escenificaciones de poder. Este proyecto toma como referencia los diseños “pièces montées” del siglo XIX y propone una serie de gelatinas y dulces hechos a partir de molduras, arquitectura y ornamentos: piezas efímeras y comestibles, montadas en un carrito ambulante, creadas para regalarse, comerse, metabolizarse, digerirse y cagarse. Esta re-escenificación de la comida, los símbolos y las celebraciones reales que sirvieron para reforzar las relaciones de poder nos permite jugar con sus significados y temporalidad, al estar ahora disponibles para ser consumidos y destruídos.